Michéle Mouton, la mujer que cambió la historia del WRC
Michéle Mouton, la mujer que cambió la historia del WRC: Describir el recorrido, la trayectoria y la importancia de una figura de la envergadura de Michéle Mouton en una simple frase sería simplificar todo su incalculable e invaluable legado, pero lo intentaremos para darle contexto a este perfil: la ex piloto francesa escribió páginas doradas en la historia del automovilismo luego de transformarse en la primera y, por ahora la única, mujer en ganar una prueba del WRC, logro que repetiría en otras tres oportunidades.
Sus inicios y el apoyo familiar
Su pasión por el mundo motor se despertó a una temprana edad y encontró su fundamento en una herencia que mamó desde el primer día en su seno familiar: su padre, poseedor de un Citroën 2CV, le enseñó a manejar a los 14 años su Grasse natal.
En 1972, a sus 21 años, conoció al piloto italiano Jean Taibi y ese fue el primer punto de inflexión en su posterior incursión en el Rally, ya que la invitó a presenciar (por primera vez) el Rally de Córcega. Pocos meses después, más precisamente en enero de 1973, Mouton se convirtió en su copiloto -con un inolvidable debut en la fecha de Montecarlo- y juntos comenzaron a desandar un camino que les presentaría en el horizonte únicamente buenos augurios.
Su padre, Pierre, le compró un Alpine A110 para que pudiera afrontar con seriedad su sueño de llegar a la categoría más importante del mundo en dicha especialidad. Y así fue: esa temporada de 1974, en la última cita del calendario, hizo su presentación oficial ante los ojos del ambiente automovilístico en el Rally de Córcega.
Su demostración de talento el WRC
Rápidamente se ganó un lugar en la disciplina reina, a fuerza de buenas actuaciones y de su explícita determinación para manejar vehículos de tamaña potencia. Aunque aún le costaba ganarse el respeto de sus pares, simplemente -aunque moneda corriente para aquella época- por ser mujer.
Dos temporadas después del A110 pasó a conducir un A310 V6, unidad a la que también domó con sus aptitudes. Con ese mismo auto pudo ganar su primer certamen a nivel continental, el Europeo de Damas.
Entonces, gracias a sus desempeños, el proyecto de Fiat Francia le abrió las puertas de su 131 Abarth -el primer auto competitivo que realmente pudo relucir-. Así empezó a destacarse aún más y los resultados comenzaron a ser vistos de reojo por sus rivales, que también la ponderaron de otra manera.
Cambio de estructura, triunfos y protagonismo
Michéle se destacaba, en ese entonces, por competir a la altura de los hombres, pero no precisamente por buscar igualar sus condiciones sino por potenciar las que ella consideraba como propias y, además, ausentes en sus rivales. A su regularidad, le sumó tranquilidad, organización y un manejo prolijo y centrado en ella misma.
Y llegó el llamado de Audi: la temporada 1981 la encontró, desde la primera competencia, representando a la marca alemana a bordo del icónico Audi Quattro (de 370 HP) y como compañera de equipo de Hannu Mikkola, el exitoso finlandés que se encuentra en el top ten de más ganadores en la historia del WRC.
Debió abandonar en la primera competencia del año, en Montecarlo. Pero la suerte se revirtió de manera fugaz. En Portugal, la segunda fecha, concluyó en la cuarta colocación. Abandonó en Córcega y en Acrópolis -la 3era y 4ta cita respectivamente-, pero en Grecia pudo adjudicarse el tramo clasificatorio y así se erigió como la primera mujer en encabezar la clasificación general de una ronda en la competencia más exigente y destacada de la disciplina. Luego fue el turno del Rally de Finlandia, con un décimo tercer puesto.
El primer gran logro no tardó en llegar. El 10 de octubre, en la vigésimo tercera edición del Rally de San Remo, Mouton junto a su navegante Fabrizia Pons.
La temporada 1982 la tuvo como protagonista de principio a fin. Ganó la tercera competencia en Portugal, pronto volvió a alzarse con la victoria en Grecia y dos carreras después, en Brasil, se repuso de un accidente y triunfó con su pragmatismo característico. En las últimas cuatro competencias tuvo dos abandonos (en Finlandia y Costa de Marfil) y terminó en la cuarta colocación en Italia e hizo lo propio, pero en el segundo puesto, en Gran Bretaña.
Fue sencillamente una temporada extraordinaria que la exhibió siempre en la pelea por el título, que finalmente terminó perdiendo en manos del alemán, Walter Röhrl (Opel), por una escasa diferencia de 12 puntos, que incluso obtuvo menos victorias que su escolta.
Continuidad, maternidad y un legado imborrable
Corrió tres años más para Audi, de 1983 a 1985. Sus mejores resultados en esas tres temporadas fueron dos terceros puestos en el primer año: en Kenia, a bordo del Quattro A1, y poco después en el Rally de Argentina con el Audi Quattro A2. En el inicio de 1984, finalizó segunda en Suecia, en su penúltima actuación con el Quattro A2.
Dos años más tarde pasó a las filas del equipo Peugeot Talbot Sport, pero se alejó luego de dos competencias en las que sufrió abandonos.
A nivel europeo, en esa temporada, pudo consagrarse en el Campeonato Alemán de Rally, al mando de un Peugeot 205 T16.
Se alejó de las competencias y al año siguiente fue madre, una decisión que según sus propias palabras le cambió la vida: “Dejé de correr y no me arrepentí de ello, tuve a Jessica, mi hija, al año siguiente. Fue el mejor momento de mi vida”.
Más allá de las frías estadísticas, que reflejan 50 participaciones en el WRC con 4 victorias, nueve podios, un subcampeonato y más de 160 etapas ganadas, la marca más importante establecida por Michéle fue la que se adhirió de manera indeleble entre todas sus fanáticas, que se vieron inspiradas por la primera mujer que irrumpió de manera contundente en un ambiente que, hasta ese momento, era ocupado únicamente por hombres.