Sébastien Loeb, un nombre propio que cambió la historia del WRC
Sébastein Loeb : Son incontables los motivos por los cuales un piloto de rally puede convertirse en ídolo: por capacidades conductivas, por títulos ganados, por carisma, por el legado que deja en el deporte o, simplemente, por las preferencias de sus fanáticos, por ejemplo.
Es por esa razón que el debate sobre quién es el nombre propio más destacado de la historia de dicho deporte no tiene sentido, ya que no existe una respuesta concreta y acertada. Sí, por lo contrario, valdría la pena elaborar un apartado que explique por qué cada uno de los integrantes de esa lista se ganó su lugar allí.
Los fundamentos para justificar la presencia de Sébastien Loeb aquí sobran. Porque, sencillamente, también se puede explicar al mismísimo Rally desde la esencia y la implicancia del piloto francés y su recorrido.
Sébastien Loeb Desde lo estadístico
Si nos ajustáramos a los fríos números de los datos, la teoría se construiría sola y arrojaría una respuesta firme: Loeb es el mejor.
En el WRC disputó 184 carreras, en las que obtuvo 80 victorias, fue el más veloz en 935 etapas y cosechó nueve títulos ¡de manera consecutiva! con Citroën entre las temporadas 2004 y 2012.
No dejó récord sin batir. A su talento natural le sumó disciplina y un conjunto que se amalgamaron de manera superlativa para potenciar cada una de sus virtudes.
En el año 2022, en la 90na edición del Rally de Montecarlo y representando al equipo M-Sport, sumó su triunfo número 80 y se erigió como el ganador más veterano del WRC. A esa gesta se adhieren otras que realzan aún más su figura: es el único piloto que se adjudicó todas las etapas de un evento del Campeonato Mundial de Rallies (lo hizo en Córcega, en 2005).
Además ostenta el mote de ser el máximo ganador de pruebas en una misma temporada: en 2008 festejó en 11 de las 15 fechas llevadas a cabo; es más fácil, aunque parezca irreal, nombrar aquellas en las que no pudo ganar (en Suecia abandonó; en Jordania culminó décimo; en Turquía concluyó tercero, y lo propio hizo en Japón).
Un repertorio fuera de serie
A sus aptitudes conductivas, excelsas y siempre vigentes, el francés tenía la virtud de controlarlas con su temple: su inteligencia al volante lo llevaba a no cometer excesos, ni riesgos innecesarios y, mucho menos, errores que pusieran en jaque su supremacía deportiva.
Su primera temporada completa en el Campeonato Mundial de Rallies fue la de 2003. Representando a la escudería Citroën Total sorprendió a propios y a extraños luego de finalizar el certamen por delante de sus dos experimentados compañeros de estructura (y campeones de la categoría): Colin McRae y Carlos Sainz.
El monarca de ese año fue el noruego Petter Solberg que, a bordo de su Subaru, cosechó 72 unidades (tan solo una menos que Loeb). La definición, en la última cita del calendario, fue en la prueba de Gran Bretaña: allí Loeb terminó como escolta de Solberg, en el primer y tangible indicio de lo que después sería su dominio en la especialidad.
Su desembarco en la carrera más exigente del mundo
Todos sus logros y todas sus conquistas lo catapultaron al primer plano internacional, pero no solo en el WRC. Las puertas del mundo motor se le abrieron para probar suerte en un desafío tan exigente como motivador, el Rally Dakar.
Su llegada a la carrera más compleja de todas se dio en 2016. En su primera, y destacada participación en coches, ganó cuatro etapas con su Peugeot (acompañado de Daniel Elena) y finalizó noveno en la clasificación general. Al año siguiente ganó cinco etapas y terminó segundo, por detrás de su compatriota y compañero de equipo, Stéphane Peterhansel.
En 2019 se ubicó 3ero en la general, y en 2022 -ya como piloto del Bahrain Raid Xtreme (Prodrive Hunter) – repitió una meritoria segunda colocación como escolta del catarí y cinco veces campeón, Nasser Al-Attiyah.
Su llegada a otras disciplinas
Además, formó parte del programa de Citroën en el WTCC en las temporadas 2014 y 2015. A bordo de un C-Elysée, el primer año sumó dos victorias y ocho podios en 23 participaciones aunque culminó tercero por detrás de sus compañeros de estructura: José María López (argentino) e Yvan Muller (francés). Su desempeño mejoró para la temporada siguiente. En 24 carreras alcanzó cuatro triunfos y doce podios, pero volvió a concluir tercero en el clasificador general.
También tuvo incursiones en la Fórmula 1 como tester y hasta llegó a ser analizado como opción para reemplazar a su coterráneo Sébastien Bourdaism en la Scuderia Toro Rosso, en 2009, pero al formar parte de la plantilla del WRC terminó siendo elegido el español, Jaime Alguersuari.
En 2021 hizo su debut oficial en la categoría Extreme E, que se destaca por desarrollarse en lugares remotos del mundo –que se vieron golpeados por el cambio climático-, en los cuales los pilotos conducen autos todoterrenos eléctricos. En su primer año, junto a Cristina Gutiérrez, fueron subcampeones representando el equipo Team X44 (de Lewis Hamilton, el múltiple campeón de Fórmula 1). Y al año siguiente fue campeón de su divisional.
Resulta imposible no señalarlo como el nombre propio más destacado de la historia del WRC. Y es que sus títulos, sus récords y su legado así lo indican. Escribió su propio camino y lo forjó en las páginas más importantes de la categoría reina de los rallies. Pero nunca se creyó más que su investidura. Y por eso también es reconocido por sus rivales, por los fanáticos y por la prensa especializada.
Podrán superar sus logros, sus marcas e incluso volverlo “terrenal” en un contexto tan competitivo como en el que se supo desenvolver con audacia. Lo que sí será imposible es negar que en el WRC hubo un antes y un después de la irrupción de Sébastien Loeb.